Simón Bolívar no puede ingresar a Alemania. En realidad, se trata del retrato del Libertador que fue elaborado por Gastón Ugalde, en base a hojas de coca. El verdusco cuadro está vetado en este país debido a la prohibición que existe en contra de la milenaria planta andina en los estados del Viejo Continente.
Al artista paceño no le quedó más que poner en práctica su viveza criolla para poder ser parte de la exposición Die koka-Pflanze in der kunst (La mata que no mata. La coca en el arte), organizada por la Galería Siguaraya, en Berlín.
Ugalde machacó hojas y plantas de coca hasta que de ellas sólo quedó su polvo y su resina. Con este material, el artista visual dio vida a una instalación que utiliza un par de textiles andinos como lienzos. Sobre ellos se puede apreciar la figura de una hoja de coca, desarrollada con los corpúsculos, y el rostro de una anciana, elaborada con el pigmento.
“Aquí (en Alemania) está totalmente prohibida (la hoja de coca). Hay fantasmas alrededor de esta planta; así que no se podía traer aquí los característicos cuadros que hace Ugalde con la coca. Él se ingenió la historia de otra manera para no romper del todo con las leyes germanas”, dijo a La Razón Alejandro Villalón, curador de la muestra y dueño de la galería.
La exposición —que se inauguró el 16 de abril y que se mantendrá abierta en la capital alemana hasta el 15 de mayo— reúne a siete artistas que representan a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. La muestra busca desestigmatizar y reivindicar la planta andina bajo la premisa de que “la coca no es cocaína”. Esta frase fue acuñada por Jaime Paz Zamora, cuando ejerció, en los años 90, la presidencia de Bolivia.
Villalón, ex diplomático cubano, organizó la exhibición artística después de leer el artículo La mata no mata, del periodista colombiano Rodrigo Restrepo. El reportaje da cuenta sobre la creciente utilización, por parte de los artistas de su país, de la hoja de coca como un elemento en su obra.
“Me llamó la atención cómo esta planta es utilizada como soporte para expresar una idea. Comencé a indagar por internet para conocer ese mundo totalmente desconocido para mí. Encontré que esta tendencia no es única de Colombia, sino de varios países latinoamericanos. Los peruanos la utilizan más para expresar y representar las tradiciones andinas. Mientras que los colombianos usan más lo conceptual. Son más críticos sobre la relación de la sociedad con la coca”, manifestó el galerista vía teléfono desde Berlín.Fue a través de internet que contactó a Gastón Ugalde —el único boliviano—, Héctor Acevedo, Vidal Bedoya, Wilson Díaz, Aymara Falcón, Lucía Falconi, Edison Quiñones, Belinda Tami y Marcelo Verástegui.
Villalón destaca el trabajo de este último, Hojas de coca procesada, donde el colombiano hace un simulacro de contrabando. Verástegui sustituyó la ilegal cocaína con fotografías de plantas en el interior de los empaques utilizados para el tráfico de drogas. La coca fue fotografiada en segmentos con los que luego se puede reconstruir un arbusto como si fuera un rompecabezas. “Hace paquetes de 125 gramos con 38 postales. Las personas pueden comprarlos y enviarlos a sus amigos o familiares. Así se va creando ‘redes de narcotráfico cultural’”.El también colombiano Edison Quiñones hace una crítica del uso de la cocaína por parte del hombre blanco.
Muñecos de cera con claros rasgos occidentales se hunden en montañas de cocaína en escamas. Las fotografías, de fuertes colores, aluden a la alucinación y decadencia que provoca su consumo, según la nota publicada por la Deutsche Welle.
Villalón adelantó que la muestra llegará a otras ciudades alemanas y a América.
Al artista paceño no le quedó más que poner en práctica su viveza criolla para poder ser parte de la exposición Die koka-Pflanze in der kunst (La mata que no mata. La coca en el arte), organizada por la Galería Siguaraya, en Berlín.
Ugalde machacó hojas y plantas de coca hasta que de ellas sólo quedó su polvo y su resina. Con este material, el artista visual dio vida a una instalación que utiliza un par de textiles andinos como lienzos. Sobre ellos se puede apreciar la figura de una hoja de coca, desarrollada con los corpúsculos, y el rostro de una anciana, elaborada con el pigmento.
“Aquí (en Alemania) está totalmente prohibida (la hoja de coca). Hay fantasmas alrededor de esta planta; así que no se podía traer aquí los característicos cuadros que hace Ugalde con la coca. Él se ingenió la historia de otra manera para no romper del todo con las leyes germanas”, dijo a La Razón Alejandro Villalón, curador de la muestra y dueño de la galería.
La exposición —que se inauguró el 16 de abril y que se mantendrá abierta en la capital alemana hasta el 15 de mayo— reúne a siete artistas que representan a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. La muestra busca desestigmatizar y reivindicar la planta andina bajo la premisa de que “la coca no es cocaína”. Esta frase fue acuñada por Jaime Paz Zamora, cuando ejerció, en los años 90, la presidencia de Bolivia.
Villalón, ex diplomático cubano, organizó la exhibición artística después de leer el artículo La mata no mata, del periodista colombiano Rodrigo Restrepo. El reportaje da cuenta sobre la creciente utilización, por parte de los artistas de su país, de la hoja de coca como un elemento en su obra.
“Me llamó la atención cómo esta planta es utilizada como soporte para expresar una idea. Comencé a indagar por internet para conocer ese mundo totalmente desconocido para mí. Encontré que esta tendencia no es única de Colombia, sino de varios países latinoamericanos. Los peruanos la utilizan más para expresar y representar las tradiciones andinas. Mientras que los colombianos usan más lo conceptual. Son más críticos sobre la relación de la sociedad con la coca”, manifestó el galerista vía teléfono desde Berlín.Fue a través de internet que contactó a Gastón Ugalde —el único boliviano—, Héctor Acevedo, Vidal Bedoya, Wilson Díaz, Aymara Falcón, Lucía Falconi, Edison Quiñones, Belinda Tami y Marcelo Verástegui.
Villalón destaca el trabajo de este último, Hojas de coca procesada, donde el colombiano hace un simulacro de contrabando. Verástegui sustituyó la ilegal cocaína con fotografías de plantas en el interior de los empaques utilizados para el tráfico de drogas. La coca fue fotografiada en segmentos con los que luego se puede reconstruir un arbusto como si fuera un rompecabezas. “Hace paquetes de 125 gramos con 38 postales. Las personas pueden comprarlos y enviarlos a sus amigos o familiares. Así se va creando ‘redes de narcotráfico cultural’”.El también colombiano Edison Quiñones hace una crítica del uso de la cocaína por parte del hombre blanco.
Muñecos de cera con claros rasgos occidentales se hunden en montañas de cocaína en escamas. Las fotografías, de fuertes colores, aluden a la alucinación y decadencia que provoca su consumo, según la nota publicada por la Deutsche Welle.
Villalón adelantó que la muestra llegará a otras ciudades alemanas y a América.
Publicado en el suplemento Tendencias de la Razón
Exceente blog, maestro! ya te sigo desde México, saludos...
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