viernes, mayo 14

SUSPENDEN AL JUEZ ESPAÑOL GARZÓN

Su delito: investigar los crímenes del franquismo. El magistrado quedó apartado de su labor como juez por la causa que inició para develar uno de los episodios más negros de la historia española. Las injusticias de la Justicia, igualito nomás: ya en el primer mundo ya en el tercer mundo.

REACCIONES

Venganza y vergüenza
JUAN CRUZ
http://blogs.elpais.com/juan_cruz/2010/05/venganza-y-verg%C3%BCenza.html
Dirán lo que quieran de la suspensión de Garzón como juez de la Audiencia Nacional, que acaba de conocerse. Pero apesta a venganza y produce vergüenza; el Consejo General del Poder Judicial, dividido ante el asunto, ha tomado la peor de las decisiones posibles, la que pone en tela de juicio la propia justicia y añade desconfianza a aquellos que creyeron que en esta instancia no iba a ponerse en evidencia la arbitrariedad. Garzón es un juez importante, que ha tenido en sus manos delitos gravísimos; ha querido investigar, según la ley de Memoria Histórica, sobre las atrocidades de la dictadura, y el diente lento de una justicia ahora bajo sospecha lo ha mordido insistentemente, hasta esta decisión vergonzosa de este mediodía. Hoy es un día extraordinariamente gris para la naturaleza de la democracia y para la vitalidad de las instituciones judiciales, que se echan encima un tremendo baldón. Un día malo.

El hechizo español
BASILIO BALTASAR
http://www.elboomeran.com/blog-post/3/8985/basilio-baltasar/el-hechizo-espanol/
El encarnizamiento concitado por Garzón nos ayuda a comprender el hechizo en el que hemos estado viviendo. Que una querella de Falange Española sea admitida a trámite por el magistrado que fundó Jueces para la Democracia debe ser un motivo de sorpresa entre los más crédulos entusiastas de nuestra joven democracia. ¿Cómo se produjo una alianza tan desconcertante?

La persecución desenvuelta por el poder judicial con desparpajo, ejecutada sin temor a la reprobación pública, exenta del pudor que nos impone la cultura democrática, sorda a la escandalizada protesta de la inteligencia europea, llevada a cabo como si de una venganza se tratara... ¿de dónde procede?

Los que anhelan la rápida inhabilitación del juez Garzón consideran inaceptable que se haya atrevido a cometer una transgresión sacrílega: desenterrar a los fusilados de la Guerra Civil. Que una tarea que pertenece de oficio al juez de turno -identificar los restos mortales de un desconocido- se considere un agravio contra los pactos de la Transición, nos da una idea de lo que algunos creyeron haber pactado.

Con su desorbitado celo, los enemigos de Garzón, desde Falange hasta la izquierda, desde la política hasta la magistratura, renuevan el aborrecible tufo de la maldita Guerra de España y dejan en las espaldas de la próxima generación la tarea de cancelar de una vez la penosa herencia nacional.

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