miércoles, agosto 31

UN ESCÁNDALO, POR EL AMOR DE DIOS

* Texto de Leandro M. D'Espósito

Viridiana, de Luis Buñuel, uno de los filmes más estimulantes de la historia, cumple medio siglo. Manifiesto entre estoico y misantrópico contra la ausencia de algo trascendente, se renueva en cada visión y gana nuevos adeptos.
Pasaron cincuenta años de su estreno. No es poca cosa y es mucho: lo peor del asunto es que algo así hoy es infilmable. Si se piensa un poco, hoy los filmes crueles lo son sólo con el espectador: las desgracias que le suceden a Javier Bardem en cosas como Biutiful tienen como excusa la santurronería y la corrección política, enseñarnos cómo debe ser el mundo. No, Buñuel no pensaba eso: pensaba otra cosa muy distinta. Pensaba que había que desconfiar de los puros, de los bondadosos, de los caritativos. Que esa gente, en el mejor de los casos, está equivocada y, en el peor, son hipócritas (corrijamos: dado que su equívoco proviene de una ignorancia elegida, también los primeros son hipócritas). Viridiana fue la prueba y el escándalo.
La nota completa está en la Revista Ñ, de El Clarín

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