¿Sabes cuáles fueron las dos películas más censuradas de la historia? Una ayudita: Ambas fueron estrenadas en los años 70. Ambas escandalizaron al mundo y a sus alrededores debido a sus pincelazos de violencia, especialmente de índole sexual.
"La naranja mecánica", de Kubrick, y "Saló", de Pasolini, levantaron tanta polvareda que las salas de cine en varios países del mundo se vieron forzadas a desistir en sus ansias por proyectar semejantes agresiones a la sensibilidad del público.
Han pasado unos 45 años de aquellos días de revuelo. Y, ¿saben qué?, si en este preciso instante cerráramos este panel para izar pantalla y proyectar "La naranja mecánica" y "Saló" –en combo y bajo la promesa de una maratón de violencia y lascivia-, a lo sumo lograríamos provocar un leve cosquilleo en el espinazo del espectador. Ni al millennial ni al JóvenAdultoContemporáneo estas películas provocarían hoy mayor impacto en su sensibilidad.
¿Por qué?
La antropóloga argentina Rita Segato la tiene clara: los seres humanos estamos inmersos en una frenética carrera hacia la pérdida definitiva de empatía ante el dolor del “otro”. Un proceso donde nuestras sensibilidades se templan con cuerdas psicopáticas.
“La pedagogía de la crueldad”, le dice Segato. Un enseñar/contagiar insensibilidad. La antropóloga apunta sus dardos a los medios de comunicación social, en especial a los televisivos, por explorar el sufrimiento humano como si de un espectáculo cualquiera se tratara. Desde el tratamiento informativo de los casos de violencia en contra de las mujeres hasta la laxitud en el manejo de los códigos publicitarios.
“No es que el ojo del público sea cruel y rapiñador, es que se le ha sido enseñado a despojar y rapiñar. A usar cuerpos hasta que queden sólo restos. Es una pedagogía porque ese público está siendo enseñado”, concluye Segato.
Y es que, claro, no es tanto su capacidad de hacer circular contenidos lo que define a los medios de comunicación, sino la posibilidad que tienen de construir sentido. Dicho foucultianamente, los medios implantan dispositivos que sujetan, que normalizan. Dispositivos que crean paisajes que luego habitamos.
"¡Dispositivos como la culocracia!", nos gritaría el filósofo Feinmann si estuviera sentado entre nosotros. Cu-lo-cracia. Explicado académicamente, es esa vorágine de culos y tetas que se nos restriega impunemente, de día y de noche, desde distintos espacios creados por los medios de comunicación. Desde los curvilíneos pronósticos del clima en los noticieros, hasta los hits del entretenimiento vespertino, donde frescas piezas de carne compiten en prime time. Desde las páginas de Sociales hasta las pautas publicitarias 100% cuero.
“Un tipo labura todo el día, desayuna mal, almuerza mal, trabaja. Llega a su casa, se sienta a comer y mira a Tinelli. Y lo que ve es una falsedad infinita que son esos ultraculos, superculos, espectaculos”, nos resumiría Feinmann.
Y en este proceso de cosificación de las mujeres, puesta al servicio del entretenimiento, hay espacio para todos. Hasta para ese golpeador de mujeres al que se le fue perdonada su falta y honrado su talento en horario estelar.
Son esos mismos medios que abren sus micrófonos a los familiares de las víctimas de feminicidio para saber “cómo se sienten”, los mismos que no hubieran dudado un segundo en poner a esa mujer como adorno, con escote y minifalda, al lado del conductor de uno de sus programas top.
Son esos mismos medios donde con voz de circunstancia se presenta la nota del marido golpeador sólo para luego-luego pasar a la mujer-objeto, a la mujer-cosa, a la mujer-culo.
“Los pantalones están prohibidos para nosotras”, nos susurraría esa presentadora de Tv que compartió su testimonio con Patricia Flores y cuyas palabras engrosan el corpus de estas "Narrativas mediáticas sexistas", estudio que hoy tenemos en nuestras manos.
Claro, se nos ha enseñado que en la Comunicación siempre “menos es más”. Menos ropa, han entendido productores y directores. Y es bajo este tipo de premisas, movidas por la dictadura del rating, que se refuerza ese muro de estereotipos que ha erigido en la cúspide al macho-mestizoide-de-clasemedia como el sujeto de nuestra historia, dejando tendidos a su paso los cuerpos de las mujeres, las grandes derrotadas de nuestra historia.
¡Castigo a los medios! ¡A la hoguera!, me dirán ahora. Pero, ¿y nosotros? Qué del público de este gran circo.
Desde el creativo Presidente que de tanto en tanto hilvana el chistecito machista para arrancar sonrisas a sus seguidores, hasta el alcalde manos largas que, al final, es premiado con el voto. Desde el cuate que hace click a ese link que promete “Las nalgas de la semana”, hasta el colegial que comparte por WhatsApp fotos de los calzones de sus compañeras. Desde el piropeador de mala poesía, hasta el que enmarca en su pared el calendario de calanchas del año.
Desde la adolescente que se presta al juego perverso de vanidades, curveando las caderas cual contorsionista para compartir la foto más sexy en Snapchat bajo el lema "¿qué me harías?", hasta la madre que le enseña al hijo varón que las mujercitas son florcitas.
Desde legisladores que lanzan leyes y leyes cual serpentina hacia un aparato estatal que es, en esta fiesta, nada más que un ente espectral, hasta activistas que ponen like a la Coordinadora de la Mujer para, sin desprenderse del Face, mandar a las hijas a lavar los trastes de la cena.
Hombres y mujeres, por igual, tenemos nuestra cuota de responsabilidad sobre los Percys que andan sueltos por allí, caminando impunes por las Calle Sietes y descansando su poder en Corimexos.
Es por ello que hay que estar agradecidos por este estudio que se presenta hoy. Especialmente porque nos permite salir de la típica crítica basada en la intuición que tenemos sobre la realidad, para habilitarnos el putear bajo el amparo de datos científicos. Porque nos brinda información porcentual clara que debe incitarnos al análisis de datos. Como el que nos dice que en un país donde la política se cuela hasta en la sopa, y donde las mujeres han alcanzado una histórica paridad, ellas tan sólo representan el 10% de la cobertura informativa sobre esta temática.
Y ya en el conjunto global de la cobertura informativa, las mujeres llegan tan solo al 26% como sujetos de la noticia dentro de las noticias en prensa, radio y televisión.
Se tratan de datos que, al final, debemos cruzar con otros datos para generar evidencia. Por ejemplo, con los que acabamos de lanzar con La Pública sobre la cobertura de medios de prensa a la población LGBTI, donde su presencia no alcanza al 1%.
Y ya en el conjunto global de la cobertura informativa, las mujeres llegan tan solo al 26% como sujetos de la noticia dentro de las noticias en prensa, radio y televisión.
Se tratan de datos que, al final, debemos cruzar con otros datos para generar evidencia. Por ejemplo, con los que acabamos de lanzar con La Pública sobre la cobertura de medios de prensa a la población LGBTI, donde su presencia no alcanza al 1%.
Es imprescindible generar datos relativos a las violencias cotidianas en contra de las mujeres bolivianas. Porque es vital que la lucha para erradicarlas no se haga a tientas, sino iluminada por las luces-guía de investigaciones como "Narrativas mediáticas sexistas", que nos permitan hilvanar argumentos fundamentados en datos concretos. Y de allí, ya es nuestro deber saltar a propuestas.
El trabajo que están realizando mujeres como Patricia Flores tiene, a su vez, una impronta simbólica significativa. Y esto radica en el hecho de que esa capacidad de escritura y análisis, dominada desde sus inicios por los varones y que catapultó el proceso de consolidación del patriarcado, hoy está permitiendo desmontar esta pedagogía de la crueldad a la que hemos sometido a las mujeres durante siglos.
* Texto leído en la Feria del Libro, en la presentación de "Narrativas mediáticas sexistas-Violencia mediática", estudio realizado por Patricia Flores con el apoyo de la Coordinadora de la Mujer.
El trabajo que están realizando mujeres como Patricia Flores tiene, a su vez, una impronta simbólica significativa. Y esto radica en el hecho de que esa capacidad de escritura y análisis, dominada desde sus inicios por los varones y que catapultó el proceso de consolidación del patriarcado, hoy está permitiendo desmontar esta pedagogía de la crueldad a la que hemos sometido a las mujeres durante siglos.
* Texto leído en la Feria del Libro, en la presentación de "Narrativas mediáticas sexistas-Violencia mediática", estudio realizado por Patricia Flores con el apoyo de la Coordinadora de la Mujer.
Donde podemos encontrar este estudio?? Por favor.. quiero leerlo ya.
ResponderEliminarDisculpe donde puedo encontrar el libro sobre mediatica sexista ?? En santa Cruz
ResponderEliminarPueden descargar la investigación desde este sitio: http://www.coordinadoradelamujer.org.bo/web/index.php/destacados/190
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGran texto, analítico, reflexivo, inquisidor. Gracias Javi por contribuir a abrir la mente y despertar conciencia.
ResponderEliminarFelicidades por la investigación a la compañera Party. Sin duda que la educación y formación tienen más retos para la familia, ante un peligro en nuestra propia casa: la tv basura.
ResponderEliminarBuen texto, descargando la investigación
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