martes, julio 29

VALCÁRCEL, EL NIÑO MALO DEL ARTE CUMPLE 40 AÑOS DE TRAVESURAS

Texto: Javier Badani
Fragmento de la nota publicada en la revista Tendencias

Payaso¡ Así me llamaron en los años 80 cuando en plena calle pinté mi cuerpo de colores. ¿Qué dirían ahora al ver mi serie La sociedad internacional del huevo frito y a sus miembros erecto, viril y ordinario plasmados en el lienzo?
A las 15.45, en la sala de la Fundación esArt, Roberto Valcárcel, uno de los mayores exponentes de las artes plásticas del país, suelta a la grabadora sus pensamientos. Dentro de 15 minutos, una nueva generación de amantes del arte llenará este espacio para empaparse de su conocimiento creativo, en su taller de fotografía.

A sus 57 años, l’ enfant terrible de las artes bolivianas se declara atrapado en una encrucijada de difícil resolución: dejar la creación artística o reinventarse una vez más. Tarea por demás titánica para un creativo que ya ha exprimido las expresiones de la plástica: desde el lienzo a la intervención corporal; de la fotografía digital al uso de desechos en su obra.
Valcárcel, que hace 20 años reside en Santa Cruz, celebró en el Museo Nacional de Arte sus 40 años de vida artística con la presentación de dos libros que reúnen parte de su obra creativa y su trabajo intelectual.
“Hay artistas que consideran al arte como una especie de sacerdocio, un llamado divino. Yo soy irónico al respecto. El desafío ahora es ver si reformulo mi trabajo o dejo el arte. No me gustaría que en mi lápida diga: ‘Este tipo se repitió constantemente’. Hoy estoy atrapado entre dos ámbitos: Yo soy demasiado logrado para Bolivia, pero demasiado ‘Don nadie’ para el extranjero”.

A lo largo de su carrera, Valcárcel abrió alternativas plásticas a sus pares bolivianos. Convertir su cuerpo en sujeto y objeto de la obra de arte y exponer lienzos en los cuales el observador sólo encuentra una palabra han llevado a los críticos a considerarlo uno de los máximos exponentes vanguardistas.

"¿Qué es el arte? ¿De qué se trata toda está vaina a la que nos hemos metido? He llegado a entender que el arte no es una cualidad intrínseca de los objetos. Los objetos no son arte. Un cuadro no es arte. La ‘artisticidad’ es un atributo que se da a los objetos de acuerdo a como están operando. Entonces, ¿qué hace que un objeto opere como un objeto estético? Es que sea posibilitador cognitivo. Cuando un objeto te permite darte cuenta de cosas, puede ser considerado artístico. Pero no de noticias ya sabidas, sino que la obra posibilite que el sujeto se dé cuenta de nuevas cosas respecto de la vida, del mundo o de sí mismo. Pero no porque se lo hayan dicho, sino porque la obra ha detonado ese sentir”.
“No es un problema informativo. A nadie le interesa lo que el artista quiere expresar. Yo pregunto, ¿qué quería pues expresar Van Gogh? Nadie sabe y a nadie le interesa. Lo que fascina es que a partir de su producción permitió que la gente tenga nuevas visiones, nuevos placeres, nuevas dudas, al margen de que si él estaba queriendo eso o no”.
“En general, mi enfoque teórico del arte le resta importancia al artista y le da mayor responsabilidad al receptor. La obra de arte, para mí, es una bomba que el observador hace estallar”.
16.10. Una decena de jóvenes abarrotan el salón. Es hora de que el entrenador creativo inicie su clase. ¿Y sus proyectos a futuro? “Ganarme la lotería de Miami para hacer una universidad latinoamericana de arte... ¿Qué tal?”.

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