Ni censurando medios de comunicación ni metiendo millones, ni comprando conciencias... Simplemente no pudieron. La Paz mostró su rebeldía, le aguó la fiesta al MAS y le quitó la sonrisa a Evo. La tenían segura, tanto que mandaron por un tubo a sus aliados, los del MSM. Acusaron a sus líderes de desleales, les lanzaron lodo y los amenazaron con meterlos a Chonchocoro; les recordaron su alianza con Goni y los acusaron de corrupción. Esto después de haber convivido con ellos en la misma cama del cambio por cuatro años y de alabar a su líder, Juan Del Granado, como el mejor alcalde del país.
¿Y no era que los masistas iban a cambiar la forma de hacer política? ¡Como me arrepiento de haber apoyado al MAS! Y de seguro lo mismo pensaron miles de paceños que decidieron castigar al MAS y recordarle que aquí nunca hemos aceptado que nos esten 'ninguneando'.
Al final, lo único que lograron los "grandes estrategas" del MAS es catapultar a Del Granado. Porque no es Luis Revilla el ganador de estas elecciones, es Del Granado y su partido que ahora se proyecta como la única fuerza opositora —sí, opositora— que tiene alguna posibilidad de hacer frente al proyecto masista. Sí señores, la oposición salió de las propias entrañas del proceso de cambio y amenaza con devorarlas.
Qué patética la conferencia en el Palacio de Gobierno, ¿no creen?. Ni siquiera el Cocarico festejó su nueva gobernación. La derrota se reflejaba en el rostro de Evo y sus lambepotos, mientras Salgueiro mostraba su desesperación por salir de aquella mesa. Ninguno de sus llunk'us que los acompañaron, ni todo el poder que aún ostentan pudo quitarles el aura de desconsuelo y dolor. Ojalá que aprendan a ser humildes.
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