Luis (Jac Ávila) es un intelectual paceño ya maduro que inicia una obsesiva relación con Anouk (Verónica Paintoux), una joven francesa. Ésa es la trama que anuncia Sirwiñakuy, película escrita y dirigida por la estadounidense Amy Hesketh.
Lamentablemente, no hay mucho que destacar de este estreno nacional, que se promociona en los medios como una película erótica. Y es que más que despertar el libido, lo que logra la cinta es estimular el deseo alimenticio del espectador. Son más las escenas en las que se observa a los protagonistas comiendo, que enfrascados en el erotismo. Peor aún, se ve más a Luis y Anouk devorando crocantes marraquetas con mantequilla y mermelada que hilvanando diálogos que lleven a consolidar un argumento sólido y creíble. El resto de los 109 minutos del filme, el protagonista lo invierte en humillar y denigrar a su pareja, con la aquiescencia de ella.
No deja de ser paradójico que sea una mujer (Hesketh) la que lleve a la gran pantalla una trama con tan alto grado de machismo. A ellos se suma la distorsión de la verdadera esencia de la tradición rural del sirwiñakuy, donde la pareja entabla una convivencia libre.
En Sirwiñakuy el único fin de Luis es el de dominar a Anouk, no sólo físicamente, a través de la violación, sino moralmente, con el uso de castigos físicos que incluyen chicotazos y flagelaciones. “Ahora te lavas los dientes, haces tus necesidades y me esperas en la cama”; “Cierra la boca para comer”; “Siéntate bien”, conmina constantemente Luis. Y Anouk sólo atina a obedecer. ¿Qué lleva a la joven a consentir tales vejámenes? No se sabe. La guionista deja la respuesta a la imaginación del espectador, ya que en la trama no se intenta siquiera brindar un razonamiento argumental que cree alguna empatía hacia la víctima.
En una de las escenas, por ejemplo, después de haber sufrido uno de los castigos “por portarse mal”, Anouk termina en la ducha masturbándose (y ni siquiera esta escena es creíble por el mal uso de los planos).
A esto se suman falencias en el sonido y escenas interminables que bien podrían haber sido cortadas sin por ello dejar de transmitir la idea original. Una de ellas es el momento en el que Luis utiliza las espinas de una decena de rosas para lacerar el pecho de Anouk, mientras ella posa desnuda en su regazo. Dicha escena se alarga demasiado. El espectador debe ver uno tras otro tallo de la flor lastimando la piel de la mujer.
Otro ejemplo es el viaje de los protagonistas hasta la feria 16 de Julio. Un viaje en radiotaxi que sólo es pasable para el espectador gracias a la música de fondo compuesta por El Papirri, ya que los planos no varían: de los rostros en primer plano al paisaje, del paisaje a los rostros. Ya en la feria, Luis compra un kinsacharani (chicote). Adivine en qué lo utilizará luego.
Crítica: J.B. Nota publicada en TendenciasLamentablemente, no hay mucho que destacar de este estreno nacional, que se promociona en los medios como una película erótica. Y es que más que despertar el libido, lo que logra la cinta es estimular el deseo alimenticio del espectador. Son más las escenas en las que se observa a los protagonistas comiendo, que enfrascados en el erotismo. Peor aún, se ve más a Luis y Anouk devorando crocantes marraquetas con mantequilla y mermelada que hilvanando diálogos que lleven a consolidar un argumento sólido y creíble. El resto de los 109 minutos del filme, el protagonista lo invierte en humillar y denigrar a su pareja, con la aquiescencia de ella.
No deja de ser paradójico que sea una mujer (Hesketh) la que lleve a la gran pantalla una trama con tan alto grado de machismo. A ellos se suma la distorsión de la verdadera esencia de la tradición rural del sirwiñakuy, donde la pareja entabla una convivencia libre.
En Sirwiñakuy el único fin de Luis es el de dominar a Anouk, no sólo físicamente, a través de la violación, sino moralmente, con el uso de castigos físicos que incluyen chicotazos y flagelaciones. “Ahora te lavas los dientes, haces tus necesidades y me esperas en la cama”; “Cierra la boca para comer”; “Siéntate bien”, conmina constantemente Luis. Y Anouk sólo atina a obedecer. ¿Qué lleva a la joven a consentir tales vejámenes? No se sabe. La guionista deja la respuesta a la imaginación del espectador, ya que en la trama no se intenta siquiera brindar un razonamiento argumental que cree alguna empatía hacia la víctima.
En una de las escenas, por ejemplo, después de haber sufrido uno de los castigos “por portarse mal”, Anouk termina en la ducha masturbándose (y ni siquiera esta escena es creíble por el mal uso de los planos).
A esto se suman falencias en el sonido y escenas interminables que bien podrían haber sido cortadas sin por ello dejar de transmitir la idea original. Una de ellas es el momento en el que Luis utiliza las espinas de una decena de rosas para lacerar el pecho de Anouk, mientras ella posa desnuda en su regazo. Dicha escena se alarga demasiado. El espectador debe ver uno tras otro tallo de la flor lastimando la piel de la mujer.
Otro ejemplo es el viaje de los protagonistas hasta la feria 16 de Julio. Un viaje en radiotaxi que sólo es pasable para el espectador gracias a la música de fondo compuesta por El Papirri, ya que los planos no varían: de los rostros en primer plano al paisaje, del paisaje a los rostros. Ya en la feria, Luis compra un kinsacharani (chicote). Adivine en qué lo utilizará luego.
Respuesta publicada en la página web de La Razón, firmada por Jac Ávila
La primera critica en La Razón. Javier Badani nos dá palo. Felizmente la leí después de tomar mi desayuno, café con leche acompañado de pan integral con queso crema "Maya" dietetico, pero antes de ducharme. Las ¿malas? nuevas son mejores antes de la ducha porque es ahí donde se las puede digerir mejor. No puedo decir que me molestaron ...los comentarios de La Razón, todo lo contrario, estoy, (y estamos) conscientes de que la opera prima de Amy vá a causar polémica. La reacción de Badani es precisamente la que esperamos de una parte de la audiencia en esos momentos que más le afectaron. Su descripción de la relación entre Anouk y Luis es precisamente la definición de una relación sadomasoquista.
Existe la violación consensuada? Por supuesto que no, solo en los juegos sexuales de los que gustan de fantasías, que me parece son los más. Javier Badani abre el debate y eso me parece muy bien, ademas de saludable. No hay nada mejor que el debate, sin ésta práctica seríamos todos ovejitas sumisas, no sadomasoquistas. Vámos a analizar este articulo, punto por punto.
pesima pelicula
ResponderEliminarLa otra cara de la moneda, una crítica a Sirwiñakuy en el marco del Festival Internacional de CINEKINK de Nueva York:
ResponderEliminarThis is in Whack! Magazine: "Sirwiñakuy, by Amy Hesketh, an oddball modern take on an Aymara practice of “trail marriage” in which a bride is essentially kidnapped and “tested” by a prospective husband, was beautiful in a classic French film way—long silences, awkward moments, wan heroine and all. A truer S&M love story, along the same lines as Secretary, but with a much more artistic flair."
Traducción: Sirwiñakuy, de Amy Hesketh, una excéntrica interpretación moderna de la práctica Aymara de "matrimonio a prueba", en la que la novia es esencialmente raptada y "probada" por el futuro esposo, una hermosa película en estilo clásico francés - largos silencios, momentos incomodos, heroína pálida y todo eso. Una verdadera historia de amor sadomasoquista, similar a Secretaria, pero con un toque mas artistico."
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