domingo, agosto 1

FABRI + FABRI

"Mi primera pintura la realicé en la puerta de mi dormitorio. Había visitado una de tus exposiciones y al salir de allí me invadió una energía tan fuerte que no la pude controlar. Fui a mi cuarto y con pinturas acrilex hice un cuadro detrás de mi puerta. Me amanecí, y allí me di cuenta de que quería ser artista” —
— “Eso sí que no lo sabía... Y cuántos años tenías entonces” —
— “Unos 14” —
Juan y Ángeles Fabbri dialogan en la sala de la Galería Alternativa (La Paz), mientras acomodan las obras que expondrán al público dentro de unas horas en la muestra Pintura. Lienzo-Lienzo. Él, el sobrino de 23 años que, inspirado en la obra de Ángeles, está determinado en encontrar un lenguaje pictórico propio. Ella, la tía de 53 años cuya firma ya está consagrada en la escena nacional. Ambos artistas; ambos tímidos, pero dueños de una paleta que derrocha intensidad.
—“Creo que fue tu abuela la culpable de que eligiéramos el arte. Le encantaba el cine. Como éramos ocho hermanos, decía que si no iba al cine se volvería loca. Y como era habladora, siempre llegaba y me contaba la historia de la película. Yo era pequeña y la escuchaba impresionada. Y creo que eso despertó mi imaginación” —
— “Pero, ¿qué te impulsó definitivamente al arte?”—
— “Pintaba desde niña. En colegio los profesores me reclamaban por los dibujos en los cuadernos. Pero yo quería ser monja. Lo chistoso es que cuando revisaron el test psicólogo me dijeron que no podía serlo. Decían que no era normal que una aspirante a monja hubiera elegido ir a una exposición antes que a visitar a un enfermo”—
Juan absorbe los recuerdos de su tía como una esponja, al igual que desde niño se empapó de su talento, como se puede evidenciar hoy en su trabajo. Se trata, en realidad, de un diálogo entre ambos a través del uso del color y de motivos recurrentes en sus piezas.
Claro, hay diferencias. Juan está enmarcado en la reflexión sobre la pintura, experimentando nuevos giros bajo el marco de lo contemporáneo. Es así, por ejemplo, que en sus más recientes trabajos optó por pintar sobre la tela cruda, dejando de lado el tradicional lienzo blanquecino preparado con yeso o con látex. O pintando en la parte posterior de la misma y exponiendo sólo aquello que caprichosamente se formó en la parte delantera de la tela.
Texto y fotos: JB. Fragmento de la nota publicada en Tendencias.

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