"BONITAS", UN LABORATORIO TEATRAL

Ardaya y Dal Pero interpretan "Bonitas"

Los viernes de julio tienes una cita con "Bonitas", a las 20.00. Dirigida por Cristian Mercado y con las actuaciones de Soledad Ardaya y Teresa Dal Pero, la pieza teatral se presentará el 13, 20 y 27 en El Desnivel (Av. Sánchez Lima 2282-Edif. Da Vinci). Comparto la nota que publiqué el 2010 en Tendencias, año del estreno de la pieza. 

Los recuerdos están desparramados sobre el piso. Son muchos, arrugados y han adquirido la forma de los clinex que uno acostumbra desechar después de su uso. Al fondo de este mar de memoria se encuentran dos mujeres ataviadas con coquetos vestidos y botas de goma. Están sentadas sobre sillones protegidos con fundas de plástico blanco. El piso también luce este material. Es inevitable el sentir frío. 

El ambiente se completa con una sinfonía de voces que sueltan indescifrables sonidos. Se cierran las puertas de ingreso al escenario de El Desnivel y entonces comienza la obra Bonitas. 

“Ésta es la primera vez que me besaron”, “ésta la primera vez que me dejaron”, “y ésta…, la primera vez que dejé”. Los recuerdos cobran vida en la voz de Soledad Ardaya y María Teresa Dal Pero, quienes, uno a uno, comienzan a recolectar del piso papelitos para luego volver a desecharlos en un cajón.  Y así, la pieza teatral se llena de imágenes metafóricas. No hay una historia, un hilo conductor; no se sabe de dónde salieron estos dos seres ni a dónde irán. Y es esta ambigüedad la que permite (¿obliga?) al espectador a hilvanar y a acomodar a su antojo una trama. 

Ardaya y Dal Pero escribieron el texto de la pieza —enmarcada en la dramaturgia contemporánea— como una especie de catarsis. “La génesis de esta obra es una crisis personal con el teatro y unas ganas de entender el porqué de esta crisis. “Quería volver a apasionarme”, explica Dal Pero. Y su compañera complementa: “Más que una crisis con el teatro, para mí era Bonitas una necesidad de volver a la construcción de cierto tipo de lenguaje que ya habíamos trabajado antes con Teatro Los Andes”. 

Ambos cauces creativos desembocaron en las manos del también actor Cristian Mercado, quien dirige esta obra teatral que se podrá apreciar —en El Desnivel (c. Capitán Ravelo 2406)— todos los jueves de octubre, a las 20.00. 

“No ha sido una labor sencilla, ya que es un trabajo de laboratorio. Hay mucho de experimental y de improvisación; de jugar e investigar. Es una dramaturgia que ha sido construida en escena”, dice. 

Y en esta edificación han sido incluidos distintos objetos que dan la impresión de adquirir nuevas identidades en las manos y en la voz de las actrices. Todos éstos, sin embargo, evocan una sensación de soledad. Allí está, por ejemplo, un árbol de Navidad que se convierte en una silente mascota que no llega a llenar el vacío que transmiten las protagonistas. 

Formados en las filas de Teatro Los Andes —bajo la dirección de César Brie— los tres cómplices de la obra Bonitas, Soledad Ardaya, Teresa Dal Pero y Cristian Mercado, están enmarcados en la búsqueda de un lenguaje teatral propio. Esta exploración “es una especie de inquietud con respecto a qué se quiere con el teatro, indagar en los lenguajes que se usan para expresar lo que uno lleva en su interior”, señala Dal Pero.  En "Bonitas", esa experimentación partió de los textos de las actrices que, luego, se transformaron en escenas que, una vez ensayadas, fueron decodificadas por Mercado para el posterior armado de la obra. “No hemos partido de la creación convencional de metáforas para decir algo. Lo hicimos a partir de un lenguaje que salió de improvisaciones y a las que después nos pusimos a dar sentido. Así, esta obra se define más por lo que no es, por lo que no se dice”, subraya Ardaya. 

Y de esta manera, no hay una lógica que explique la razón de ser de los personajes. Y si bien es inevitable sentirse desde la gradería el observador de un mundo femenino, el espectador no puede dejar de evocar sentimientos universales que no tienen sexo ni edad. “El texto pierde aquí su peso para dar fuerza a las imágenes que se han armado. No hay la clásica estructura del principio, el nudo y el desenlace; son atisbos, encuentros. Éste es un viaje donde tratamos de sostener el ritmo y el humor, porque sino es imposible sostener este mundo denso”, dice Mercado, quien apunta que “no hay lógica para los personajes. Son escenas confusas, es verdad, pero con momentos poéticos”. 

Con todo, Dal Pero y Ardaya no son ajenas a la creación de textos teatrales. La primera trabajó junto a César Brie en la elaboración de Frágiles. Por su parte, Ardaya realizó su primer ejercicio en la dramaturgia para el grupo Phajxi. “En Bonitas, lo que más intenté es el juego de apostar a elementos (objetos, como un consolador) absurdos con los cuales íbamos creando imágenes. Y el improvisar con estos objetos, cuánto más absurdo se convertía la escena, más sentido tenía”, señala la actriz. 

Todo esto se desarrolla en un “espacio sintético (por el uso del plástico) y artificial donde estos seres se muestran con cierta amnesia de los suyo, de su vida. Y a partir de ello permiten a uno reencontrarse con uno mismo”, complementa Mercado. La experimentación impulsada por los actores se hace presente, asimismo, en escenas que se repiten una y otra vez, y en las cuales el lenguaje corporal adquiere mayor preponderancia. 

Los tres artistas —consolidados ya en la escenarios teatrales bolivianos— son consientes de que la propuesta de la obra es arriesgada. La obra encierra un mensaje íntimo que se presenta, en muchos casos, encriptado para el espectador; una catarsis personal y profesional que sería muy poco probable que se pueda repetir desde la interpretación de otros actores ajenos a sus vivencias.