El Illimani impresiona al amanecer. Y al trepar del Sur hacia El Alto uno sólo puede quedarse en suspenso, como si el sueño que uno acaba de sepultar bajo las sábanas minutos antes se prolongara sin explicación. La Paz es inimitable, no hay urbe en la faz de la Tierra que se le compare. Y como carezco del talento de la palabra, dejo que un grande pinte lo que su guardian, el Illimani, es. Yo me limito a compartir la foto que le robé al coloso un día cualquiera, a las 6.00.
El Illimani se está
Es algo que no se mira.
En el Illimani, el cielo es lo que se mira; el espacio de la montaña. No la montaña.
En el cielo de la montaña, por la tarde, se acumula el crepúsculo; por la noche, se cierne la Cruz del Sur.
Ya el morador de las alturas lo sabe; no es la montaña lo que se mira.
Es la presencia de la montaña.
Jaime Saenz
2 comentarios:
Buscando algo de Saenz y me sale esto. Bella tu foto Javi y cómo dialoga con el Illimani de Saenz. ;)
Muy lindo. Pasando por la calle camacho estan inscritas en el piso, en bronce fragmentos de las insapiraciones nacidas del illimani. Pero al llegar al franme de Saenz las palabras se pierden y solo quedan franmentos. Me alegra haber encontrado la plenitud del poema en tu blog!
Gracias !
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