lunes, abril 19

RECUPEREMOS A EVO

Ah, la soberbia... Tentadora plaga que nutre los siete pecados capitales y que ha convertido al Palacio Quemado en una torre de marfil impoluta. Ocurre que el entorno palaciego está deshumanizando al presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales. Un aura de engreimiento y de supremacía mesiánica está nublando a la cúpula masista y está alejando al Jefe de Estado del pueblo que un día lo llevó al poder. ¿Acaso no se inició así el trágico final del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada?
Ah, la soberbia... Valor antidemocrático por antonomasia que lleva a las autoridades a distanciarse de la realidad e interpretar de forma errónea lo que pasa en su país. Se vuelven incapaces de reconocer cualquier verdad que salga de los labios de otra persona. Así, no vale ni la crítica de los adversarios ni la que intentan sus propios seguidores. No hay voz fuera de su propia voz. Y lo que es peor aún, cualquier intento de autoanálisis se torna imposible.
Su única respuesta a la opinión disidente es la descalificación. ¡Way de aquel que ose siquiera señalar errores del líder supremo! “Separatista, de seguro es”. “De derecha, claro está”. ¿Acaso el ciudadano no tiene derecho de ser de derecha si así se lo señalan sus convicciones? ¿No tiene el derecho constitucional de alzar su voz cuando cree que las cosas en el país no van por buen camino, sin el temor a ser estigmatizado por ello? ¿Habrá que desterrar a todos los derechistas de corazón y a aquellos “acusados” así por el oficialismo?
La libertad de pensamiento y de conciencia están en riesgo, señores. Tufillos del autoritarismo oficialista ya se sienten en los medios de comunicación. Y la única solución es recuperar a Evo Morales, inyectarle a él y a sus más cercanos acólitos una dosis triple de humildad.
Recobremos a ese líder que el 2005 conquistó el corazón de la mayoría de los bolivianos con una sola palabra: cambio, ideal que impulsamos una y otra vez en las urnas con nuestro voto y que, por consiguiente, no le pertenece de ninguna manera al MAS, sino a todos los ciudadanos.
No puede ser humilde aquel político que no es capaz de reconocer la opinión contraria. Aquel que más allá del orgullo de lo que cree ser, menosprecia lo que el otro es.
El pueblo no aguanta actitudes soberbias del poder. Y así quedó patentado en las últimas elecciones, en especial en La Paz. Menospreciaron a los paceños, creyeron que poniendo a cualquier candidato ganarían con holgura. Atacaron con saña y de forma cobarde a esos aliados que un día quisieron clonar.
Liberemos a Evo de la soberbia y bañémosle cual un niño en las aguas de la modestia, valor de quien realmente ama a su pueblo.

Publicado en la Columna Sindical de La Razón Caricatura: charlifuentes.wordpress.com

1 comentario:

El Ciudadano dijo...

No es el entorno presidencial, es Evo Morales el que tiene mentalidad totalitaria. Además, un buen líder es el que se sabe rodear de un buen elemento humano.

Solo Evo Morales y nadie más es quien decide que hoy cualquier hijo de vecino como Alfredo Rada sea Ministro poderoso y mañana sea un pobre diablo o don nadie fuera del gobierno. Solo Evo Morales es quien decide que hoy Juan del Granado sea el mejor alcalde y mañana sea un delincuente mañudo. Solo él decide que Chichi Pérez sea hoy racista-separatista y mañana joven del cambio.

La lógica sindical es la de imponer el capricho de la dirigencia. Eso de "levanten la mano los que estén a favor" es poco democrático a la hora de la verdad.