martes, agosto 30

LA TUMBA DE CAROLINA

Carolina es presa de una paradoja: no tiene dónde caerse viva, pero sí dónde caerse muerta. Menudo dilema existencial que procedo a explicar. Caro tiene 30 años y un único bien personal en esta Tierra: un nicho. Bueno, en realidad el hoyo de marras será suyo el día que terminé de pagar la deuda que asumió por la tumba; cuotas mensuales que ella espera cancelar antes de que el de arriba -o el de abajo, que es lo más probable- decida que el planeta ya ha tenido suficiente de su humanidad.
La paradoja reside, claro está, en que Carolina tendrá que esperar la llegada de la muerte para poder inflar el pecho de orgullo por ser propietaria de una "casa" propia. Hasta que ese día toque su piel, está condenada a vivir alquilando habitaciones.
Para Caro, que a los 24 años adquirió un seguro de vida, el hecho de enfrentarse a su muerte no tiene nada de llamativo, a pesar de su temprana edad. Incluso ella eligió personalmente el lugar específico donde descansarán sus huesos, en el cementerio Las Misiones, en Santa Cruz. “Está cerca de un árbol, para que me brinde sombra y también a los que me visiten”, me dice, mientras la naturalidad de sus previsiones termina de sorprenderme. Tan previsora es, que nadie de su familia conoce la existencia de su nicho, “para evitarles problemas en caso de que yo me atrase en pagar alguna cuota”. Lo malo de esa decisión es que si ahora le tocará iniciar el tránsito final, terminaría en un hueco común y su nicho en manos de otro.
Con todo, desde la conversación con Caro no he dejado de pensar en mi muerte. Y es que nada he previsto para cuando arribe tal alegre día. Quizás, erróneamente, sospecho que la daga divina que cortará mi cabeza está aún lejana, que aún tengo mucho por hacer antes de partir. Pero igual, por si las moscas, empezaré a planificar la fiesta final a la que todos están invitados, incluídos los cholis.

1 comentario:

Carito dijo...


La entrada de Caro, nunca pense en mi muerte, hoy despues de leer si pensé en ella, osea mi lugar final! muy identificada con el texto me imagino porque tengo 30 años y me llamo Carolina, eso si no invitaría Stronguistas!! :)Muy bien el blog, de los que a mi mente le gusta leer.
saludos