lunes, julio 20

Dos peligrosos asesinos andan sueltos por La Paz

El centro histórico de La Paz se muere, señores. Le están matando lentamente, pero sin pausas. Sus asesinos están bien identificados y se pasean a diario por la Pérez Velasco, sin que a nadie le importe su presencia. Hormigón y cemento les llaman. Estos fríos criminales están al servicio de las autoridades de la Alcaldía de La Paz, quienes a nombre de la “modernidad” están acabando con el ajayu del casco viejo de esta ciudad.Le pregunto: ¿Ha reparado usted cómo la Pérez agoniza? Le invito a comprobarlo, a recorrer esa pasarela que sofoca, que aprisiona. A observar desde allí a los transeúntes caminar por las aceras de la avenida Mariscal Santa Cruz. Yo los vi. Pasan apurados por este lugar, por este espacio que otrora les servía como un punto de encuentro y de punto de partida para la protesta. Ahora pasan de largo. Y quizás, sin darse cuenta, escapan de esa mancha gris donde la mirada sólo halla cemento y hormigón. Lo humano ya no importa aquí.El colorido que distinguía a esta zona ha dado paso a muros de concreto que, por ejemplo, dividen a la avenida Mariscal Santa Cruz, cual muro de Berlín. Dos aceras que antes dialogaban, ahora parecen ser enemigas.Al detenerse al medio de la pasarela de la Pérez, no se puede dejar de añorar el pasado. “Era caótico”, dirán algunos. “Un desorden total”, exclamarán otros. Y quizás a una parte de la población le gustará ver ese nuevo rostro “europeizado”. Allá ellos. Prefiero guardar en la retina la llegada a la Pérez desde la autopista. Ser recibido por esa explosión de tonalidades. Aquellos toldos de hules rojos, azules y amarillos luchando por robarse la atención con la imponente arquitectura de la iglesia de San Francisco. Y antes de llegar a la Basílica, observar a los vendedores de flores y de libros usados codeándose bajo el aroma de los sándwiches de chorizo del Merlan (Mercado Lanza). Ahora, un mamotreto de concreto llamado mercado Lanza acabará con todo ello. Todo “un terrorismo cultural”, como diría ese c’hukuta de cepa como lo es el Manuel Monroy Chazarreta. Es paradójico que en Europa busquen preservar la esencia del pasado, y aquí, por el contrario, contratamos a dos asesinos para acabarlo.
JAVIER BADANI, periodista
Publicado en la Columna Sindical de La razón

1 comentario:

Jota dijo...

Otra vez sale a la luz ese retrógrado, que habla de ajayus, almas y espíritus, y prefiere que la pobreza y el desorden sean las imágenes de La Paz. Las obras que se llevan a cabo traerán una gran cantidad de empleo a los paceños, traerán un mayor orden a su congestionado tráfico (al menos esperamos que lo haga), si es bonito o no eso siempre dependerá de quien lo esté viendo.

Pero lo real es que estas obras dan esperanza a la gente, sino atrévase a preguntar a las personas que se quedan viendo por horas las construcciones.

Para mentes retrógradas, el cambio siempre va a ser negativo.