lunes, agosto 17

Samuel, ese k'aima de la política

No hay nada que hacer, Samuel Doria Medina no tiene carisma, no enciende a la gente. Y no habrá ninguna millonaria inversión en propaganda o en asesores de marketing político que cambien esa realidad. Aún recuerdo el tremendo error de la anterior elección, cuando su equipo puso como lema de campaña "Samuel da la cara por Bolivia", que estupidez. Si cuando Doria Medina intenta sonreir, la pantalla lo muestra falso, cuando regala un abrazo, la pantalla lo devuelve frío y cuando intenta discursear, la pantalla lo muestra aburrido. Y no es que sea un mal tipo, simplemente es bien k'aima (sin sabor). Y eso, señores, no lo cambia ni Dios.
¿Me pregunto si él lo sabrá, o será que se deja mamar por algunos chupamedias que le están exprimiendo la billetera?
En la política es vital tener carisma y pegar en la gente. Puede que de tu propuesta no te crean ni mierda, pero quedarás grabado en el imaginario. Y por eso me temo que, una vez más, Doria Medina terminará mordiendo el polvo. Sí, quizás algún diputado obtendrá, pero ya su imagen estará tan desgastada que en la mente de la población quedará como "ese constante perdedor de elecciones". ¿No hubiera sido mejor esperar, como lo hizo Carlos Mesa?, pregunto.

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