Amar en 'Contracorriente'

¿Se puede dividir al amor? ¿Partirlo de forma equitativa para luego compartirlo con dos personas? ¿Alcanzará su preciada sustancia para, una vez fragmentada, saciar a más de un corazón? En Contracorriente, ópera prima del peruano Javier Fuentes-León, estas preguntas salen a flote a través de la compleja historia de un triángulo amoroso. Preguntas nada fáciles de contestar, hay que decir. Pero aún más cuando la trama se adereza con un amor homosexual.

Miguel (el boliviano Cristian Mercado) es un pescador que entabla una relación con Santiago (el colombiano Manolo Cardona), un pintor citadino que está de paso en la pequeña y conservadora población costera. Miguel está casado y su esposa, Mariela (la peruana Tatiana Astengo), está a punto de tener a su primogénito.

La inesperada muerte de Santiago pone a Miguel en una encrucijada. Su pintor se halla en el limbo, entre el mundo de los vivos y de los muertos. Y sólo él puede liberarlo. Pero el pescador se niega a hacerlo. Es más, lo ata mucho más a él. Está completamente convencido de que su corazón es lo suficiéntemente grande para continuar alimentando a este amor clandestino y a su amor instituido. Y es que, claro, el 'dejar ir' aquello que preciamos es una tarea que aborrecemos. Nos pasa con todo: el dinero, la pareja, el matrimonio, los hijos, los vicios, la juventud... Abandonar aquello que nos satisface, aquello que nos da 'felicidad' y algún protagonismo en este mundo, simplemente nos aterra. Y Miguel no es la excepción. Pero al final —como siempre pasa con las pasiones clandestinas— la endeble estructura que nutre el corazón de Miguel termina desmoronándose y, con ella, la de sus amantes.

Bien vale la pena darle una mirada a esta historia, brillantemente dirigida por Javier Fuentes-León, y donde destaca la gran actuación de Cristian Mercado. Gran trabajo del boliviano en cuya espalda —y más bien no en su corazón— se amontona el drama humano que da vida al filme.  

Texto: J.B. La película se exhibe en Multicine y Megacenter.