La fachada principal de la casona |
La historia tiene morada y ésta se levanta en plena plaza Murillo. Se trata del Palacio Goitia, estructura que fue edificada hace más de un siglo y que hace 32 años alberga a la Academia Boliviana de Historia Militar. La casona que está en el ala este de la plaza central de La Paz —colindante con la sufrida estructura de la Casa Agramonte— acoge diariamente a investigadores de todas las edades, los que invaden sus entrañas para refugiarse entre los 36.000 volúmenes que nutren a este repositorio. Entre ellos está el coronel de Infantería Romy Rodríguez, quien hace dos años decidió dejar los cuarteles y las armas por los libros. Su pasión por la historia lo movió a solicitar ser destinado a la Academia Boliviana de Historia Militar, donde ahora es coordinador.
"Mataparaguayo", arma usada en la Guerra del Chaco |
A cualquier hora estallan aquí acalorados debates en torno a distintos episodios de la historia boliviana. Un café caliente y cómodos sillones de época están siempre a disposición de los investigadores y de los visitantes, al igual que el material documental que retrocede hasta el 1600.
“¿Sabía que la primera batalla naval de la región se libró en el lago Titicaca?”, suelta Omar Morales desde uno de los asientos. Este licenciado en Interiorismo es uno de los integrantes más regulares de la Academia, que actualmente cuenta con una treintena de miembros. Morales dedicó largos meses a desentrañar la historia del Palacio Goitia y producto de esa investigación es que esta estructura del corazón paceño postula ahora para ser declarada como Monumento Nacional. La propuesta fue aprobada por la Cámara de Diputados y es analizada por la de Senadores.
Bolsas de campaña, en la Guerra del Chaco |
Se aprecian objetos que hacían a la cotidianidad de los combatientes nacionales. Por ejemplo, ahí están las bolsas de campaña de saquillo que los soldados impermeabilizaron con goma, de forma artesanal, a fin de trasladar el agua requerida para enfriar las ametralladoras. La inventiva de los combatientes también se hace evidente en los portamuniciones que fueron confeccionados con tela de cotensio y cuero. Llaman la atención las máscaras antigás creadas a partir de latas de conservas, cuero y carbón para filtrar el aire.
Texto y fotos: J.B. La nota completa está en Escape
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