martes, marzo 27

SEPULTANDO A BRIE


Hamlet devora con violencia los restos de su padre muerto. Es una imagen estéticamente poderosa con la que se inicia el viaje de "Hamlet de Los Andes". Se trata de la primera propuesta escénica de Teatro de Los Andes tras la partida de su fundador y director, César Brie. Su figura, su ausencia, están innegablemente presentes en la puesta. Brie se transforma en el padre de Hamlet, aquel al que se debe sepultar, vengar y rendir tributo. "Hamlet de Los Andes" es una catarsis, una purga que el espectador no puede soslayar. Porque, ¿quién no se ha sentido endeble ante su propio sino? o ¿enfrentado al complejo transito de construir una identidad propia tras una partida? Pues qué mejor que hacer estas reflexiones-búsquedas amparados en la poesía y la belleza estética que ofrece el teatro. Virtudes ambas que sobran en "Hamlet de Los Andes".


Habrá quienes extrañen la mano de Brie. Quienes no vislumbren Teatro de Los Andes sin su dramaturgia. Pero son los menos. Pues hace tiempo que Lucas Achirico, Gonzalo Callejas y Alice Guimaraes han demostrado que están enmarcados en una reflexión madura sobre su destino artístico. Por eso no es casual que hayan elegido la figura de Hamlet para lanzarse una vez más al escenario. El "ser" o "no ser" convertido en impulso creativo. El escudarse en la aparente locura del personaje de Shakeaspeare para mitigar el dolor. Y para encaminarse en esas vías se apoyaron en la dirección de Diego Aramburo. La mano del director se hace presente en este viaje escénico donde se destaca el trabajo de actor. Achirico y Guimaraes salen victoriosos en el complejo trabajo de interpretar a cabalidad una serie de personajes disimiles, sin por ello afectar la continuidad de la puesta, que tiene una duración de 1 hora y 30 minutos. Callejas sobresale en su interpretación de un Hamlet con aires andinos: ya emulando la liturgia andinoa ante la presencia de la muerte, ya escenificando al aparapita paceño cargando el peso de su no destino...
Y, claro, infaltables siempre los recursos-metáforas para desdoblar el escenario. Guimaraes sólo requiere, por ejemplo, de un cubo de agua para hacer de la muerte de Ofelia una poesía visual. Así, sin pomposos recursos escenográficos se resuelven los universos complejos del clásico inglés que tantas veces ha sido interpretado en las esferas teatrales. 
En el texto de Shakespeare Hamlet se muestra incapaz de "ser", nunca termina por decidirse por nada: ni a matar al asesino de su padre ni a apostar por el amor de Ofelia. Nada que ver con la apuesta de Teatro de Los Andes, cuyo elenco ha decidido "ser". En su caso, el "ser" es actuar a pesar de las ausencias. Y es que en el teatro, al igual que en la vida, el show debe continuar. 

1 comentario:

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