lunes, mayo 7

DESDE COLOMBIA, LOS COLORES DE LA GUERRA

Lo peor que le puede pasar a un ser humano es acostumbrarse a la violencia, resignarse a amoldar su vida a la agenda de su furia. Y, sin embargo, eso sucede a diario. Lo demuestra así "Los colores de la montaña", la película de Carlos Arbeláez. El director no necesita escenas cargadas de violencia ni impostaciones para empapar al espectador con el horror que atraviesan miles de campesinos colombianos que se encuentran en medio de una guerra alimentada por la brutalidad de las FARC, los militares y los paramilitares. Es una lid que ellos no desean pero de la cual no pueden escapar. "Los colores de la montaña" conmueve. Es una cinta que se sostiene en la gran interpretación de los niños que la protagonizan y que demuestra que el peor enemigo del ser humano es el propio ser humano. Se proyecta en la Cinemateca y en Megacenter. Sobre este punto, llama la atención que al "Mega" no le interese promocionar las cintas independientes que exhibe  gracias al convenio con la distribuidora Yaneramai, que recién dio a luz a Butaca Uno, la primera sala de este tipo en Bolivia. La cinta de Arbeláez no está ni en la grilla de su página web ni en la que publica en los diarios. Con todo, es una obra que hay que ver.
"Los colores de la montaña" literalmente se salvó de terminar en la basura. Lo aseguró el propio Arbeláez en una entrevista, en la que revela que tardo nueve años en hacer de esta cinta una realidad. De lo que nos hubiéramos perdido sin no se hubiese impuesto la tozudez del realizador.
La película tiene como telón de fondo la lucha armada colombiana. Pero se sostiene más que nada en un grupo de niños que de un día para otro se ven obligados a dejar su única diversión: la práctica del fútbol. Los niños no pueden recuperar su único balón, que cayó en un área minada próxima a la cancha. Pero no se resignan e intentan una y otra vez salvar el esférico. Esta situación se convierte en una alegoría de lo que sucede con sus padres. Acosados por tres flancos (FARC, militares y paramilitares) para apoyarlos, la vida de los campesinos es un vía crucis sin escape. La única salida es migrar lejos de su terruño, dejando atrás su vida misma. Y los que se niegan a este desarraigo forzado por la violencia deben pagar las consecuencias.  
Impactan escenas como aquella cuando los niños atesoran como tesoros de guerra balas de distintos calibres o cuándo borran de la fachada de su escuela los grafitis de los guerrilleros, plasmando en su lugar los colores vivos de su tierra. Lamentablemente, "Los colores de la montaña", está plagado de los matices grises de la guerra.

Horarios:
Butaca Uno (MEGACENTER)
Lunes a Domingo
| 12.00 | 14.00 | 16.05 |
| 18.00 | 20.10 | 22.00 |


Cinemateca Boliviana
Lunes a Domingo | 17.30 | 21.30 |

5,6,8/mayo
Lunes a Domingo | 19.30 |

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