¿Se imaginan a los terroristas talibanes, antes de atacar las Torres Gemelas, posando con sus armas ante una cámara aficionada, saliendo a bolichear por Down Town o alojados en hoteles cinco estrellas de Nueva York?
Supongo que lo último que busca un terrorista es llamar la atención, que hace lo imposible para no dejar evidencias sobre su paso por espacios públicos o privados, y que es enemigo de las cámaras fotográficas. Bajo esa lógica, sospecho que Rózsa y sus amigos no eran más que unos p'ajpakus, unos aprendices de mercenarios que inteligentemente vendieron a la élite reaccionaria cruceña la idea de que ellos podrían sentar las bases de un Ejército autonomista.
Que fueron contactados por el ala dura de los cívicos cruceños para "defender" su tierra de la "amenaza colla" no cabe duda. Pero también es evidente que estos personajes se dedicaron más a disfrutar de Santa Cruz que ha causar terror —el fin mayor de los terroristas— en este departamento.
Por más de seis meses a estos terroristas truchos los retrataron en discotecas de Equipetrol, paseando por los stands de Fexpocruz y en piscinas de hoteles cinco estrellas y farseando al estilo John Wayne su arsenal.
De lo que nos salvamos...
1 comentario:
En esos seis meses también hubo un montón de atentados anónimos a la oposición y al gobierno. ¿Lo habrán hecho estos tipos que posaron con sus armas dejando a Rambo como un piojo tuerto? ¿Será que pusieron sus carguitas dinamiteras al recogerse de sus noches juerga?
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