Entrevista al escritor paceño Juan Pablo Piñeiro, quien acaba de lanzar su segunda novela, Illimani púrpura.
- A pesar del éxito de su primera novela, ‘Cuando Sara Chura despierte’, tardó cinco años en escribir su nueva obra. ¿Por qué?
- Después de Sara Chura era como quedarse con la tierra seca. Había que volver a poner los nutrientes, plantar otra semilla y dejarla crecer. Cada novela tiene su propio tiempo. Y ésta me tomó cinco años. Incluso yo no tenía pensado el reeditar Sara Chura hasta no sacar mi nuevo libro, pero no pude hacerlo. Y aunque hay una continuidad con muchas de las cosas que se buscan en Sara Chura, no quería que mi nueva obra fuese una repetición. Cada novela exige tener una vivencia y un camino propio.
- Su primera novela está en la tercera edición. ¿Le sorprendió el éxito de esta obra?
- Me sorprendió porque para mí ya Sara Chura es algo lejano, hace mucho que me desprendí de eso. Me impacta ver cómo ella solita (la novela) se busca sus cosas. Ya no me pertenece, le pertenece a los demás.
- En la contratapa de ‘Illimani púrpura’ hace una advertencia al lector al enmarcar su novela en la literatura telepática...
- Cualquiera pensaría que no existe esto. Pero yo pienso que lo que recibe uno de la literatura es telepático. El lector obtiene algo que no es explicable sólo como contenido literario sino que va mucho más allá. Y la literatura telepática me parecía una buena manera de abordar esta novela que ofrece varios cambios en una misma historia y que predispone al lector a nuevas lecturas.
- El Illimani es parte de esta obra. ¿Cómo aborda en la novela al nevado paceño?
- Fue una apuesta muy arriesgada, ya que del Illimani se ha escrito de todas las formas posibles. En esta obra le brindo varios significados porque soy un convencido de que cada paceño genera su propia relación con la montaña. En la novela, es un Illimani derretido.
- Y, ¿qué sería de La Paz sin la existencia del nevado?
- Ésa es una gran pregunta que se plantea en mi novela. Si se derrite el Illimani, ¿seguiría siendo el Illimani? ¿Qué causaría en los paceños su desaparición? Yo creo que es muy jodido describir lo que sucedería.
- ¿Le fue más complicado escribir ‘Illimani púrpura’ que su primera novela?
- Muchísimo más difícil. Esta novela me ha exprimido por dentro y me ha enseñado cosas de mi propia existencia. Considero que he puesto mucho más en ella que en Sara Chura, pero quizás por este hecho creo no llegará a gustar a mucha gente.
- ¿Es una obra más íntima?
- Sara Chura está más centrada en lo colectivo y en sus personajes. Aquí el personaje se construye a partir del lector. Y como son reflexiones, es más íntima.
- ¿En ‘Illimani púrpura’ vuelve a recurrir a elementos de la literatura fantástica?
- Lo que pasa es que La Paz, como ciudad, exige este tipo de literatura. Lo fantástico es el género que mejor le cuaja.
- Jaime Saenz y Adolfo Cárdenas son dos íconos de esta literatura. ¿Usted se identifica con alguno de ellos?
- Me gusta lo que hace Cárdenas, aunque no lo veo tanto en mi literatura. Y sobre Saenz, haga lo que uno haga, no se puede dejar de estar teñido de su obra, de su forma de pensar y del trabajo que realizó sobre La Paz. Y en esto hay que tener cuidado. Hay que reconocer su influencia, pero también hay saberla manejar. Uno corre el riesgo de perder su propio estilo, de ser eclipsado. Entonces es necesario cuestionar a Saenz, desmitificarlo a través de, por ejemplo, el humor.
- ¿A la obra de qué escritor boliviano siempre retorna?
- Siempre a Jesús Urzagasti, especialmente a su obra En el país del silencio. Urzagasti no sólo es para mi una referencia literaria sino que su forma de ver la literatura me iluminó mucho. Siempre será como un maestro.
- ¿Qué género literario es el que usted lee más?
- En mi caso, casi lo único que leo es poesía, entendida como una parada que crea. La fuerza poética ayuda a crear nuevas cosas.
- ¿Escribe poesía?
- Alguna vez traté, pero nada. Creo que la poesía es a lo más alto a lo que se puede llegar en el lenguaje. Pero uno necesita mucho camino para hacerlo.
- ¿En qué ámbito creativo se siente más cómodo, en la guionización o la literatura?
- El trabajo de guionización me encanta, pero no es literatura, no es una obra acabada, es un paso más en la cadena del cine. En ese sentido, no es una obra cerrada. Por eso mi mundo personal lo entrego a la literatura, me considero un narrador.
- ¿En qué proyectos se encuentra actualmente?
- Estamos trabajando en dos proyectos de películas. Uno es un musical de cumbia tropical andina con el cantante David Castro. El otro es más parecido a Hospital Obrero. Ambos serán dirigidos por Germán Monje.
Texto: J.B. Foto: La Razón. Entrevista publicada en Tendencias
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