lunes, noviembre 22

Los delirios de 'El juego de la araña y la mariposa'

El juego de la araña y la mariposa es, sin duda, una de las apuestas cinematográficas bolivianas más arriesgadas de los últimos años. Lo es por la trama argumental —donde se entremezclan temas tabú como el aborto, el incesto y la prostitución—, la resolución del guión literario —con el uso de un lenguaje teatral enmarcado en gran medida en un monólogo del actor Jorge Ortiz— y por propuestas estéticas como el de centrar la narración de la cinta mayormente en el interior de una habitación. En gran parte de estos desafíos, el filme dirigido por Adán Sarabia sale airoso; en otros, no.
La película se adentra en la vida de una familia desintegrada y de escasos recursos. Federico (Ortiz), el padre —un jubilado afectado hasta el desequilibrio mental por el temprano abandono de su esposa—, asume literalmente (incluso en la vestimenta y en la voz) el papel de la pareja perdida. Lucy, la hija (Inés Copa), quien contribuye sin dubitaciones a esta suplantación planteada por el delirio de su progenitor, trabaja por las noches en un burdel como prostituta para mantener el “hogar”. Pronto se devela en el metraje que, una vez en casa, la muchacha es víctima de abuso sexual y psicológico. El primer agravio se muestra temprano, cuando la “madre” impulsa a Lucy a “desaparecer esa pancita”. Un aborto que es practicado por Federico (¿acaso por ser producto de sus abusos?).
Como una especie de catarsis, la “madre” rezonga sus miserias y su soledad a una fotografía donde se muestra un joven Federico. La imagen se convierte en un personaje más del filme.
Los primeros minutos de la cinta son los más rescatables. El director crea un ambiente perturbador con el uso de medios y primeros planos del cuerpo que dejan de lado la cara de la “madre”. La doble identidad del abusador es revelada de forma paulatina.
Son los “juegos” propuestos por “ésta” a la hija, los que poco a poco muestran la dura realidad. Sin embargo, el director no hace uso del recurso fácil del efectismo para que el espectador llegue a esta conclusión. Las imágenes de las escenas que dan cuenta del abuso sexual son mínimas y sutiles, dejando de esta forma al observador el trabajo de interpretar a su antojo la magnitud de la situación.
Hay que destacar la actuación de Inés Copa, más todavía teniendo en cuenta que al frente tenía a una figura dentro de este ámbito como lo es Jorge Ortiz. Y más aún por la dificultad de encarar el personaje de una joven abusada por su progenitor.
Sarabia y Ortiz (que trabajaron conjuntamente en la elaboración del guión bajo el argumento que fue creado por el actor paceño) logran cabalmente crear el ambiente opresivo adecuado para narrar este thriller psicológico, pero permitiendo al espectador espacios de respiro a través del uso —creíble, además— del lenguaje coloquial característico del paceño.
El problema comienza cuando Sarabia y Ortiz intentan salir abruptamente del ambiente que tan hábilmente han creado, vale decir de aquella miserable habitación y de la relación enfermiza de Federico y Lucy. Lo hacen, por ejemplo, a través de uno de los “juegos” entre “madre” e hija donde “ambas” parodian a programas y personajes de la televisión. Así, de la nada, saltan a un set de Tv: la “madre” ataviada como una presentadora de un programa y la hija como una exuberante modelo. No se puede negar la existencia de rasgos de humor en el diálogo entre ambas, pero esta escena —prolongada por demasía— no aporta casi en nada a la trama central. Es más, desvía la atención del público y desinfla totalmente la tensión.
De igual manera, los constantes monólogos de la “madre” ante la imagen fotográfica de Federico se extienden en gran medida. De esta manera, es inevitable que se lleguen a repetir frases una y otra vez. Y es que precisamente el texto —que se enmarca en lo literario; con guiños poéticos— parece más pensado para el teatro. Y así, no se obtiene precisamente que el lenguaje cinematográfico acompañe y se acomode a la narración literaria durante toda la película.
Con todo, El juego de la araña y la mariposa es una película que merece ser vista y debatida. Es, en resumen, una propuesta fílmica que tiene mucho por rescatar.
Texto: J.B Fotos: Producción El juego de la araña y la mariposa. Nota publicada en el suplemento Tendencias.

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