lunes, enero 10

Carta de la periodista Liliana Carrillo

La Paz, 6 de enero de 2011


Señores:
Sindicato de Trabajadores del periódico La Razón
Presente.-
De mi consideración.-


Acudo a su representación para denunciar el despido injustificado y discriminatorio del puesto de editora que ocupaba en el periódico La Razón. Los argumentos expuestos verbalmente a mi persona por Claudia Benavente, directora del periódico, fueron que: “opinas demasiado, criticas, tienes mala actitud y convocas a marchas de periodistas”. Sin embargo, la Directora no esgrimió ninguna observación que se refiera a alguna falta a mi trabajo profesional ni ningún motivo de orden laboral.
El día jueves 6 de enero, la Directora me llamó a su despacho y enumeró muchas de las observaciones que yo había realizado en pasadas reuniones de editores, respecto al tratamiento informativo o al enfoque de alguna nota publicada en La Razón; e incluso de algún editorial del periódico. Yo ratifiqué —y ratifico— mis opiniones, que fueron dadas en el espacio creado para el análisis, la crítica y autocrítica que habían imperado siempre en este medio de comunicación.
La libertad de opinión y expresión, que conlleva el derecho al disentimiento, es universal. Coartarla es un acto de abuso y discriminación; por ello ratifiqué en la oficina de Dirección mis ideas con convicción, sí, pero en ningún momento con irrespeto.
Benavente mencionó, en la lista histórica de mis deméritos, que yo había “invitado” a la marcha de periodistas en contra los artículos 16 y 23 del proyecto de Ley Contra el Racismo y Toda Clase de Discriminación. Esa marcha fue convocada por una asamblea de los periodistas de La Razón. El participar en actividades sindicales es un derecho de todos los trabajadores. Yo ejercí ese derecho convencida, y lo volvería a hacer aunque —es evidente ahora— acarrea represalias.
Efectivamente, hubo tensión en la discusión en la reunión en el despacho de la dirección; sin embargo ese podría ser un hecho anecdótico porque la sutileza de los “tonos” es subjetiva. Yo también me sentí ofendida y, además, víctima de autoritarismo pues la Directora para terminar la discusión ejerció su poder con mi despido. Sin embargo, lo importante aquí, donde se debe sentar precedentes, es que se despida a una profesional por el solo hecho de pensar diferente y manifestar sus opiniones.
Ejerzo el periodismo escrito desde hace más de una década; por ello estoy convencida de que especialmente en este oficio es fundamental la defensa del principio universal de la libertad de expresión y del derecho a ejercer un trabajo libre y sin mordazas. Por ello es preocupante este acto de censura al derecho de expresión y de organización de los periodistas del que he sido víctima por parte de la Directora del periódico La Razón.
A todos los trabajadores de La Razón, mi admiración por la labor profesional que realizan, nunca dejen que los amedrenten. Y ojalá que las condiciones de libertad para el ejercer el oficio no sean mermadas por actitudes jerárquicas y coartadoras de la libertad de expresión, que es la razón de ser del periodismo.

 
Atentamente,



Liliana Carrillo Valenzuela



CI 3431181 LP



 
cc. Federación de Trabajadores de La Prensa
cc. Asociación de Periodistas de La Paz

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