domingo, abril 21

UN COLOSO DE CEMENTO AMENAZA UN ESPACIO CULTURAL

Foto de la protesta iniciada por vecinos. Toma de Wara Vargas.

¿Quién podría oponerse a que se sacrifique un parque para erigir en su lugar un hospital de obvio beneficio público? A primera vista, la protesta iniciada por vecinos de Villa San Antonio Bajo contra el proyecto municipal de construir un nosocomio de segundo nivel en el parque “Niño Jesús” no tendría mayor lógica. Más aún, teniendo en cuenta la escandalosa situación de colapso y hacinamiento en el que se hallan los recintos de los seguros de salud tradicionales. Pero el caso del parque “Niño Jesús” tiene otras aristas que deben tomarse en cuenta. No es una simple área destinada a la recreación infantil. Se trata del único espacio de encuentro ciudadano de Villa San Antonio Bajo. Mejor aún, gracias a los vecinos y al trabajo de hormiga de distintos gestores y activistas culturales el parque se consolidó como un espacio púbico ganado para el desarrollo artístico y cultural de La Paz. Y en una ciudad con claras carencias de dichos espacios, esa es toda una ganancia digna de destacar y emular. 

No es una exageración. Los que conocen el lugar saben que el parque es una extensión de la Casa Distrital de Culturas “Jaime Saenz”, espacio que hace cerca de 20 años se alza al pie del citado parque y desde donde –con algunas interrupciones temporales- se han impulsado centenares de actividades artísticas y culturales que han contado con el apoyo y participación de los vecinos y del propio municipio paceño. La Casa Distrital no puede entenderse sin la existencia del parque, ni el parque podría existir como espacio de encuentro vecinal sin la Casa Distrital. Son un todo, un cuerpo integral que ha demostrado que sí es posible lograr la descentralización de las actividades culturales del centro urbano de La Paz hacia los barrios.
Es tal la importancia del trabajo de la Casa Distrital, que el propio municipio invirtió en la remodelación del edificio y en el equipamiento del lugar para transformarlo, además de un espacio para actividades culturales,  en un centro de formación artística. Entonces, no deja de ser paradójico que sean las propias autoridades ediles las que ahora busquen amputar el brazo articulador de la Casa Distrital: el parque “Niño Jesús”. 
Foto publicada por Elías Blanco. El parque ya ha sido semidestruido. 
Es en este espacio abierto donde se han desarrollado eventos ya tradicionales en la agenda anual cultural de La Paz. Entre ellos el encuentro internacional de cuentacuentos,  el Wawas Tinku, festivales folklóricos, de rock y de presentaciones de ensambles como la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos, de Cergio Prudencio. Y (vaya sorpresa) hasta la propia Feria Cultural del Prado (proyecto estrella de la Oficialía Mayor de Culturas) se asentó en el parque “Niño Jesús”. 
Allí está Elías Blanco, una de las personalidades culturales de la zona –cuyo Museo del Aparapita se halla a pocos pasos del parque-, activando desde la red la protesta para salvar el parque, para evitar que un gigante de cemento destruya uno de los espacios públicos más exitosos en lo que ha tejido vecinal se trata. Es una lucha desigual y que tiene a los propios vecinos enfrentados en la dicotomía: salud o cultura. Es difícil creer que no pueda existir un equilibrio, que la Alcaldía de La Paz -una de las que más invierte en cultura en el país- no pueda pensar en otro espacio para erigir un hospital que –nadie niega- es de vital importancia ciudadana. Pero ese proyecto no puede nacer a partir de la destrucción de un espacio vivo que ha demostrado con creces su valía para esta ciudad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad me parece que no es una perdida tan grande como dicen, pues la gente que vive por ahi no tendra que recorrer mucho camino para tener servicio medico, ademas en estas canchas y espacio verdes, generalmente no se hacen muchas actividades realmente beneficiosas para un barrio a menos que las borracheras o reuniones de malvivientes sean de beneficio, puesto que el grado de inseguridad y delincuencia es muy elevado presentando muchas denuncias dado a estos espacios muertos y sin control, los prestes no son cultura, son atrofi del pueblo paceño.